Cuando hace algún tiempo construíamos un edificio, a menudo no pensábamos en la diversidad de personas que tenían que acceder a él. Así, lo dotábamos de una escalera que impedía el acceso a las personas en silla de ruedas y en consecuencia, el constructor se veía obligado a adaptar el edificio a posteriori dotándolo de una rampa, cuando se podía, o de una sillita que circulaba por un carril y subía a la persona, esto es lo que llamamos una adaptación y tiene una connotación integradora. Ultimamente, los constructores diseñan los edificios dotándolos de rampas que pueden ser utilizadas por todos. Diseñar para todos tiene una connotación inclusiva.
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