El economista convencional pretende situarse profesionalmente como neutral, un técnico que usa herramientas objetivas, que dan lugar a un razonamiento asimismo objetivo. Pretende que los juicios de valor queden fuera del análisis, aunque en realidad lo impregna y condiciona hasta la médula.
Las visiones críticas se preguntan sobre las causas de las crisis económicas cíclicas, del desempleo y el infraempleo estructural, el aumento de la desigualdad, la existencia de un Norte y un Sur, el funcionamiento oligárquico de los mercados…
Estas no son preguntas relevantes para la economía convencional, cuya mayor preocupación está en las condiciones que hacen posible el equilibrio al que conducen automáticamente los mercados y los factores que lo perturban.
Esta y otras falacias serán discutidas en los debates que hoy comienzan, con la sesión: «Necesitamos otra mirada en economía».